29 12 2022 UN MAR DE DUDAS PARA EL NUEVO AÑO
Como es natural, la práctica totalidad de los seres humanos, salvo las consabidas excepciones que siempre tiene que haber, se dedica estos días a repartir felicitaciones a diestro y siniestro, además de aventurar los mejores deseos posibles para el año que está a punto de empezar. Quienes ya tenemos algunos años de edad y experiencias conocemos sobradamente ese ritual que se repite constantemente, con muy escasas variaciones. En ese repertorio no faltan los intentos de hacer predicciones, intentar averiguar lo que nos espera. En tiempos antiguos, agoreros, adivinos, augures, videntes, profetas o nigromantes, que el idioma es muy generoso a la hora de establecer sinónimos, disponían de una nutrida clientela a la que prestaban servicio (o tomaban el pelo, que lo mismo da) con tal de satisfacer los deseos de los crédulos o incautos empeñados en saber por adelantado lo que podría ocurrir, en vez de esperar tranquilamente a que cada cosa llegara por sus paso...