27 10 2022 UN OTOÑAL JARDÍN ROMÁNTCO JUNTO A LA ALAMEDA
Los seres humanos tenemos derecho a sentir y mostrar preferencias por un sitio u otro (también hacia las personas), en ocasiones fundándonos en motivos objetivos y en otros sin ellos, sencillamente porque sí. A mí me pasa con el parque de Santa Ana, que muchos conquenses aún llaman coloquialmente El Vivero, a pesar de que ya no sobrevive nada del que fue un espléndido campo de experimentación de cultivos agrícolas y menos aún de la que también podemos imaginar esplendorosa alameda que durante siglos dio nombre al camino que desde el centro de la ciudad llevaba hasta la ribera del Júcar y las huertas aledañas, con sus correspondientes casas. En el parque de Santa Ana actual, mínimo fragmento de lo que fue, encuentro un espacio de sosiego, una elegante y generosa ordenación arbórea, un ámbito por donde circulan leves toques de melancolía y en el que siempre hay algún tranquilo viandante, generalmente hombre, que busca la sombra de un banco para dejar pasa...