04 07 2020 EL OTRO RÍO DE CUENCA
l El otro río de Cuenca Entra formando un tumulto de espuma bravía, encajonado por altos farallones, y sale precipitadamente por entre los audaces pilares de uno de los puentes de más espectacular trazado que es dado encontrar por esas carreteras perdidas. Entre la entrada y la salida, el otro río de Cuenca, el sistemáticamente olvidado en las canciones de los poetas, remansa su trazado, se ensancha y explaya, riega huertas y vegas, acaricia tenues choperas y cumple su obligación estética de dibujar una línea en el horizonte. El Turia, que antiguamente llamaban Guadalaviar por estas cumbres serranas, entra en Cuenca por junto a La Olmeda. A decir verdad, entra un poco antes, buscando trabajosamente el camino por entre riscos endemoniados, mientras compite en vericuetos y osadías con la carretera que se abre junto a él, de manera que uno no sabe qué admirar más, si el tantálico esfuerzo de la naturaleza o la astucia del ser humano al trazar líneas de asfalto por donde