11 07 2024 VINDICACIÓN DEL ALTO TAJO
Este artículo tiene un origen, que se ha modificado posteriormente por algo que luego diré, con el fin de que la cosa quede totalmente clara. El origen o punto de partida es el conocimiento de un libro reciente, que lleva la firma de un autor experto en el tema y el respaldo de una editorial no solo de prestigio, sino igualmente experta en la materia, como lo avalan los muchos libros ya publicados. No prolongaré más el misterio: el libro en cuestión es una exhaustiva Guía del Alto Tajo y lo firma, como digo, un autor digno de total respeto, amparado por una amplia documentación de todo tipo (textos, gráficos, mapas, fotografías, datos). Con esa presunta garantía empecé a pasar páginas con el sano propósito de ampliar mis conocimientos sobre un paraje por el que siento antigua y prolongada predilección. Cuando llegué al final del texto sólo tenía un sentimiento: estupefacción. En esas 140 páginas no se menciona una sola vez la palabra Cuenca, no se cita ni uno solo de los parajes situados en la provincia de Cuenca que forman parte del Alto Tajo y no se alude a ni uno solo de los pueblos vinculados a esa zona.
Como digo, ese era el origen del
artículo que el lector tiene en estos momentos ante la mirada, pero como esa
omisión me parecía muy fuerte he ido a buscar otras fuentes, las oficiales y
ahora sí que el desconcierto es total. La Junta de Comunidades de Castilla-La
Mancha, consejería de Desarrollo Sostenible, incluye una página web dedicada al
Alto Tajo, provincia de Guadalajara, en la que igualmente, como en el libro
antes citado, todo el texto, toda la información, se refiere exclusivamente a
esa provincia, que se corresponde, efectivamente, con la margen derecha del
río, como si no hubiera margen izquierda, que se encuentra precisamente en la
provincia de Cuenca. Un puente muy simbólico, el del Martinete, sirve de enlace
entre ambas riberas y, lógicamente, también entre las dos provincias. Para los
responsables de la consejería, como para los autores del libro, el Tajo tiene
solo una orilla; la otra, no existe.
Para rematar la faena (o trilogía)
una publicación tan respetable y prestigiosa como National Geographic publica
un amplio reportaje cuyo título es muy explícito: “Viaje al Alto Tajo, el
secreto más refrescante de Guadalajara”. Menos mal que luego, en el texto, sí
hay algunas alusiones a que el parque también incluye un sector de la provincia
de Cuenca.
El parque natural del Alto Tajo fue
establecido por la Ley 1/2000, de 6 de abril y en ella se explica, con toda
claridad, que el paraje así protegido se encuentra ubicado en el Sistema
Ibérico, a caballo entre el sureste de la provincia de Guadalajara y el noreste
de la provincia de Cuenca, incluyendo 44 municipios, la mayor parte de la
provincia vecina, pero contando también con Beteta, los montes de la ciudad de
Cuenca, Cueva del Hierro, Masegosa y Tragacete. Hay más aún: por decisiones
posteriores, la Junta ha protegido otros espacios con declaración específica,
la de monumento natural, que se aplica al Nacimiento del Río Cuervo y al monte
Muela Pinilla y del Puntal, ambos situados en la provincia de Cuenca y con la
mención expresa de que se encuentran integrados en el parque natural del Alto
Tajo.
Me pregunto cuándo y por qué motivo,
la provincia de Cuenca ha desaparecido tanto en el libro que cito al comienzo
como en la información oficial de la consejería de Desarrollo Sostenible, para
que el Alto Tajo quede reducido solo a Guadalajara. Y me pregunto también (y
sobre todo) cómo no hay ninguna reacción en la provincia de Cuenca para poner
las cosas en su sitio y el mapa donde debe estar. Pienso que un organismo como
la Diputación Provincial debería hacer algo, si es que tiene ganas de hacerlo,
claro.
No es la primera vez que sucede algo
parecido. En el puente de Vadocañas, sobre el Cabriel, la ribera izquierda, que
corresponde a la provincia de Valencia, está perfecta y repetidamente
señalizada; en la derecha, que es Cuenca, no hay ni un triste letrero
manuscrito. Cualquier senderista de los que caminan por allí puede interpretar,
con toda naturalidad, que el puente y el mismo río se encuentran en territorio
valenciano, puesto que no hay ninguna información de que la otra orilla se
encuentre en una provincia diferente. Más sangrante aún es lo que pasa en la
aldea de Puente de Don Juan, situada en el término de Casas de Benítez,
provincia de Cuenca, pero que ha sido literalmente apropiada por el municipio
de Villalgordo del Júcar, provincia de Albacete, aprovechando que están más
cerca y que a nadie parece importarle demasiado. Con lo sencillo que sería
poner un simple cartel indicativo.
Probablemente en el mundo global
hacia el que caminamos y en el que ya estamos estas cuestiones de límites
interterritoriales podrían considerarse unas minucias sin mayor importancia
pero a la vez asistimos a un amplio movimiento reivindicativo de lo propio, lo
local, lo minúsculo, aquellas cuestiones y matices que definen la personalidad
de un pueblo o un territorio; de ello hay ejemplos sobrados, sin necesidad de
que aquí haga un extenso panegírico de la cuestión. Más allá de lo que tiene
que ver con la entidad propia hay también cuestiones prácticas que deberían
tener consideración. La primera, el carácter estrictamente informativo:
conviene saber dónde estamos y por qué sendas caminamos; para ello están los
mapas pero también los indicadores situados en los espacios públicos y aquí es
donde falla lo que toca a los responsables de la provincia de Cuenca, que no
parecen muy interesados en identificar como es debido los lugares públicos. Y
eso, en el caso del Alto Tajo, que está recibiendo un importante (y creciente)
número de visitantes, viene a ser un imperdonable descuido, que merece una
rápida y contundente modificación, en beneficio de la totalidad del parque y de
los pueblos situados en esa hermosa zona que comparten, ojo, ¡comparten! las
provincias de Cuenca y Guadalajara.
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