30 09 2021 LLAMADAS DE ATENCIÓN SOBRE CUESTIONES PATRIMONIALES
Periódicamente,
desde 1976, la Asociación Hispania Nostra da algún aldabonazo en nuestras
descuidadas conciencias. Lo ha hecho con tal perseverancia que de aquellos
primeros y lejanos avisos de apenas impacto mediático, menos aún en las esferas
oficiales, se ha pasado a una situación en que cada nueva advertencia lejos de
caer en saco roto produce una pequeña conmoción, de manera que cuando el dedo
acusador apunta hacia un determinado lugar, se produce de inmediato una mirada
atenta que, en muchos casos, es de descubrimiento, porque señala elementos
concretos del patrimonio que se encuentran en situación de avanzado descuido y
hacia los que, con frecuencia, nadie había mostrado especial preocupación por
conservar.
Casi
siempre, Hispania Nostra tiene razón cuando llama la atención poniendo nombre y
lugar. Lo sabemos bien en Cuenca, donde viene señalando periódicamente
elementos culturales en situación de peligro; sus llamadas de atención han
servido para que algunos de ellos hayan podido salir de ese estado y entrar en
otro más placentero. En los últimos días, la asociación ha puesto la mirada en
dos situaciones de naturaleza radicalmente distinta, el bien conocido y
pregonado Arco de Jamete, en la catedral, y las antiguas salinas de Salinas del
Manzano. Por lo que se refiere al primer elemento, nada voy a decir que no se
sepa, porque esta maravilla del Renacimiento ha merecido tantas páginas,
fotografías y comentarios que hacen innecesario insistir en ello. Los males que
ahora se ponen de relieve son bien conocidos y están siendo seguidos
atentamente desde hace años, observando su evolución, pero de ahí a considerar
que semejante obra está (o puede estar) en trance de desaparición hay un trecho
considerable. Los problemas que tienen que ver con la conservación
arquitectónica pueden remediarse con técnica y dinero y contando con ello no
debería haber especiales problemas en considerar que el Arco de Jamete
sobrevivirá a su delicada situación actual y podrá seguir recibiendo las
maravilladas visitas de los turistas y los encendidos elogios de los cronistas.
Un
caso bien distinto es el de las salinas, empezando por la originalidad de la
advertencia porque estamos acostumbrados a que las llamadas de atención de
Hispania Nostra (y en general de todos quienes tienen preocupación por el
patrimonio) se dirijan a monumentos tipo iglesias, ermitas, conventos,
palacios, castillos y similares. En esta ocasión se pone de relieve un elemento
menor, que forma parte de un sector que hasta ahora ha merecido muy poca
atención en nuestra provincia, el del patrimonio industrial, que cuenta con
notabilísimos ejemplares que al haber perdido su utilidad inmediata entran en
poco tiempo en situación de abandono y deterioro. Salinas hubo en Cuenca
varias, conocidas desde tiempos de Roma y activas casi hasta llegar a la época
moderna. Monteagudo de las Salinas, Minglanilla, Tragacete, Belinchón, Valsalobre,
por ejemplo, fueron lugares que tuvieron este tipo de instalaciones, como las
que ahora han llamado la atención de los ojeadores de la asociación
conservacionista. El nombre de Salinas del Manzano proclama con toda evidencia
cuán importante fue el papel que el sistema de extracción de sal por métodos
naturales tuvo en este enclave de la Serranía.
Cronistas
históricos como Madoz o Torres Mena nos han dejado descripciones e
informaciones sobre la importancia que la extracción de sal tuvo para las
economías de estos lugares, hasta que la llegada de los sistemas industriales
condenó a muerte su existencia. Pero si son inútiles ya como factor de
producción, ello no significa que tengan que ser abandonadas. Son ejemplares
únicos de un pasado que merece ser conocido y conservado, porque aportan la
capacidad de que se pueda visualizar plásticamente lo que cuentan los libros de
historia y los documentos de los archivos. Son elementos culturales, sociales,
históricos y cuentan también con una proyección turística que en esta
provincia, por desgracia, todavía no se considera como una necesidad útil y
rentable, por más que ya va habiendo ejemplos de lo contrario. Lleva razón
Hispania Nostra: las salinas de Salinas del Manzano deberían merecer la
atención de los responsables de administrar las cosas públicas. Vamos a ver
cómo reaccionan.
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