15 07 2021 UNA PODEROSA IMAGEN EN LA PANTALLA
Se puede estar sentado ante el televisor, siguiendo de manera inadvertida algo que están poniendo, quizá una serie indeterminada (hay tantas ya), cuyo argumento, por lo visto durante unos minutos, carece por completo de interés, aunque uno, respetuoso con el trabajo de los demás, valora el esfuerzo técnico, los apuros de los guionistas para dar coherencia a lo que no la tiene, la entrega de los actores intentando hacer creíbles unos personajes que carecen de textura dramática, mientras pelean con unos diálogos que intentan reproducir una época clásica pero en la que se introducen términos de absoluta modernidad, con lo que finalmente no se sabe si estamos en el siglo XVII o en XXII. Todo ello va pasando en la pantalla mientras ese espectador distraído se entretiene leyendo un libro, o una revista, o juguetea con el móvil. Hasta que sorpresivamente sucede lo inesperado y no advertido: hay una imagen perfectamente reconocible, un escenario ambiental que forma parte del repertorio visual que tenemos almacenado en ese lugar mágico de la mente humana en que se conservan los recuerdos. El tema es una ejecución; van a ahorcar a alguien por no se qué delito, traición o algo parecido. Como en este tipo de series todas las licencias son posibles, el patíbulo ha sido montado en el centro de un claustro monacal cuya disposición no ofrece lugar a dudas y menos aún si tenemos en cuenta el aljibe central. Hablo de Uclés, naturalmente, del monasterio que figura en primer lugar de cuantos monumentos forman el catálogo provincial de obras de arte, de arquitecturas nobles y valiosas.
Por
supuesto, no es esta la primera vez que la sede principal de la Orden de
Santiago sirve de soporte a una película. Su presencia ha sido especialmente
destacada en títulos muy valiosos tanto del cine como de la televisión. Se
podrá comprobar dentro de poco cuando se publique el Diccionario del Cine en
Cuenca que el Cineclub está preparando y en el que, entre otros muchos detalles,
se incluyen todos los lugares de la provincia que han sido en algún momento
escenarios de un rodaje. Por supuesto, entre ellos el monasterio de Uclés ocupa
un primerísimo lugar porque este magnífico espacio reúne todas las
características necesarias para poder servir una y otra vez como lugar en que
las cámaras puedan recrearse, con mayor o menor efectividad, según las
circunstancias de cada caso. Se me ocurre que un punto culminante sería que a
alguna productora le llegara la idea de hacer una película sobre la Orden de
Santiago y sus avatares políticos, militares y económicos, idea nada
disparatada si tenemos en cuenta la proliferación de títulos históricos que
corre por ahí, con preferencia, naturalmente, a cuestiones relacionadas con la
historia de Inglaterra, que gracias a eso conocemos mucho mejor que la nuestra.
El
monasterio de Uclés fue una obra grandiosa, elaborada pacientemente durante
tres siglos hasta llegar a su culminación y en la que intervinieron destacados
nombres de artistas de todos los géneros. Aunque, como es costumbre en todas
las desdichas bélicas, no le han faltado daños considerables podemos decir que
ha sobrevivido hasta nuestro tiempo con bastante dignidad, manteniéndose casi
incólume. Desde luego, su magnífica apariencia, visible desde muchos kilómetros
de distancia, conserva la dignidad, la elegancia, la belleza que le fueron
incorporando con paciencia quienes a elaborar esta obra se dedicaron. Símbolo
esencial de la Orden de Santiago, superadas otras dedicaciones recientes, el monasterio
es hoy, sobre todo, un punto de
referencia cultural de primer orden y a potenciarlo se dedicaron esfuerzos
antes de que llegara sobre nosotros la inefable pandemia que no parece querer
alejarse definitivamente. Si, en efecto, tal cosa puede ocurrir más pronto que
tarde, Uclés podrá recuperar ese papel importante para volver a ser, seguir
siendo, un punto de atracción para todos nosotros. Y cuando digo “todos
nosotros” me refiero de manera directa a los habitantes de esta provincia, no
siempre bien encaminados a dar prioridad a lo que tiene importancia. Uclés, el
monasterio, la tiene.
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