10 10 2020 HALLAZGO DE UNA OBRA PERDIDA DE FEDERICO MUELAS
Villancicos
olvidados está bien identificado en el colofón: se imprimió en Madrid, en
1945, con dibujos y grabados de José G. de Ubieta y Rafael Pena. Es un cuaderno
en folio mayor, con 16 páginas sin numerar, más las cubiertas. La edición corresponde
a Sagitario, bajo la dirección de Carlos Mª R. de Valcárcel. Hasta aquí la
descripción física del documento. Como se puede ver por la fecha, es la primera
publicación impresa que lleva la firma de Federico Muelas.
Lo sorprendente viene ahora: nadie cita
la existencia de este trabajo. Todas las bibliografías sobre Federico Muelas
sitúan como su primera obra Apenas esto (1959),
aunque para entonces ya había preparado otros textos que no vieron la luz,
porque pese a su exuberancia personal y oratoria, el escritor fue muy retraído
a la hora de entregar originales a las imprentas. El silencio es muy llamativo
en la obra más emblemática publicada sobre Muelas, la antología que editó
Carlos de la Rica en 1979, donde ni siquiera se insinúa la existencia de este
trabajo, como tampoco lo hacen Alfredo Muela (que hizo una tesis sobre el
escritor), Florencio Martínez Ruiz o cualquiera de los otros muchos que se han
acercado a la obra de Federico Muelas.
Villancicos
olvidados es la primera versión de otro libro que sí se conoce
perfectamente, Los villancicos de mi
catedral, editado por la Diputación en 1967. En ambos, Muelas ofrece una
explicación similar: encontró por casualidad, en una librería de viejo, unos
villancicos que se cantaban en la catedral de Cuenca en el siglo XVIII y los
adaptó para darles forma literaria moderna, pero conservando las letras. Hay
muy serias dudas de que esa versión sea exacta, sobre todo teniendo en cuenta
la generosa fantasía que el gran poeta conquense aplicaba a todo lo que hacía,
pero desde luego chirría cuando se ponen en comparación los dos textos. El
primero contiene nueve villancicos y el segundo 16, habiendo suprimido 2 de los
anteriores y modificado el título de otro, pero solo con la denominación de
algunos de ellos se puede deducir fácilmente que no tienen nada que ver con el
siglo XVIII en que presuntamente fueron escritos, pero en los que el escritor
introdujo modificaciones en los versos, en busca de una mayor pureza poética.
Con independencia de matices y
purismos, el hallazgo tiene un valor indudable. Además de conservar todo el
sabor de lo antiguo, en esas grandes páginas, de tamaño hoy infrecuente,
embellecidas con el tono amarillento aportado por el paso del tiempo, se puede
encontrar sin duda alguna el trabajo minucioso y creativo de un gran poeta, que
buscó el pretexto de un hallazgo casual para generar una forma poética popular
por la que siempre sintió una incontenible afición y de la que dio generosas
muestras a lo largo de toda su vida. Y para la realidad literaria de Cuenca es
un gran hallazgo, que los estudiosos y curiosos podrán conocer ahora en la
Biblioteca Municipal.
No del todo cierto
ResponderEliminarhttps://www.vocesdecuenca.com/opinion/villancicos-olvidados-de-federico-muelas/