01 02 2020 MIRAR MÁS ALLÁ DEL OMBLIGO PROPIO
Mirar más allá del
ombligo propio
En el
corto espacio de unos días hemos podido oír (o leer, que puede ser lo mismo)
declaraciones procedentes de distintas fuentes y que exponen pensamientos
contradictorios entre sí sobre un mismo tema, lo que viene a demostrar, según
mi valoración, que nos movemos en un terreno resbaladizo en el que proliferan
más las dudas que las certezas. Y eso, que puede ser bueno, en líneas
generales, no lo es tanto si se traduce en situaciones de desconcierto, en un
no saber qué hacer ni hacia qué camino dirigir los pasos. Esa duda sistemática
no es favorable.
Dice Roberto Polo, que parece
haber resucitado después de casi un año de permanecer silencioso, como si se
hubiera apagado el asunto de su colección artística, que tanto juego dio
antaño, que “hay que internacionalizar Cuenca” para que sea un foco de
atracción hacia el turismo de otros países. Mientras el coleccionista cubano
hacía esa observación, otros portavoces municipales venían a decir exactamente
lo contrario, enfatizando la importancia de potenciar los grupos locales hasta
llegar a insinuar, sin decirlo claramente, que esa debería ser la prioridad a
tener en cuenta.
Los planteamientos maximalistas
siempre producen desajustes. No hay por qué obligar a nadie a elegir entre una
cosa u otra. El acierto del buen gobierno reside en conseguir aunar cuestiones
dispares a partir del principio de concordancia de propuestas para así ofrecer
un abanico amplio de posibilidades. Prestar atención y ayudar a los grupos
artísticos locales, generalmente en situación precaria de medios, es algo muy
loable, pero ello no debería traducirse, ni hay por qué, en una reducción de la
oferta de espectáculos de primera categoría, que no solo animen al personal
propio, nosotros, ciudadanos de Cuenca, sino que pueda servir de atracción para
otras muchas personas de las que habitualmente ya son visitantes de esta ciudad
y que, además de ver rocas y comer morteruelo, serían felices teniendo al
alcance de la mano un buen espectáculo.
Para confirmar lo que digo basta
con echar una mirada hacia atrás y ver lo que sucedía en Cuenca hace 20 años,
durante el invierno, es decir, sin tener en cuenta las ofertas de las fiestas
de San Julián, sino en la temporada normal. Por aquí pasaron entonces Michael
Nyman, Manolo Sanlúcar, The Golden Gate Quartet, Kiko Veneno, Juan Perro,
Vicente Amigo, Manolo Tena, Milladoiro, Joan Manuel Serrat, Vicente Amigo,
Elvis Costello, Madredeus, Les Luthiers, Chano Domínguez, Victoria de los
Ángeles, Pablo Guerrero, Carlos Cano, Franco Batiato, Clara Montes, Pastora
Soler, Wim Mertens, Luis Eduardo Aute, Bunbury, Georges Moustaki, Amancio
Prada, Tete Montolíu, Pedro Iturralde, Kepa Junquera, Michel Camilo, Carlos
Núñez, Ainhoa Arteta, Paloma San Basilio, Lindsay Kemp, Amaral, Jarcha, Barbara
Hendricks… y no sigo porque se me va acabando el espacio y se amontonan los
nombres pendientes.
No creo que cualquier tiempo
pasado fuera mejor, solo diferente, pero también considero que es inoportuno
retroceder, porque la existencia humana se orienta siempre hacia delante,
progresando, avanzando, mejorando. Y quizá en estos momentos deberíamos
plantearnos (deberían hacerlo quienes tienen capacidad y potestad para tomar
decisiones) si es conveniente ir hacia atrás, encerrarnos en nuestro caparazón
localista y provinciano, renunciando a esa vertiente amplia, que se abre al
mundo y que también nos permite, a esta ciudad, estar presente en lo que al
resto del mundo interesa. Eso pasa, desde luego, por saber cuáles son los
ingredientes que se pueden ofrecer para que funcione el turismo, el único
sector económico que aquí parece contar con algo de dinamismo. Y ahí sí,
coincido con el señor Polo, en que Cuenca necesita un brochazo de
internacionalización cultural. Por nosotros y por los demás.
Comentarios
Publicar un comentario