18 01 2020 MIRA, ENCANTAMIENTO BAJO CERO
Mira,
encantamiento bajo cero
Hace tiempo que no me doy un
paseo por Mira y me lo reprocho, porque es uno de los lugares más interesantes
y atractivos de nuestra provincia, merecedor de una difusión mayor de la que
tiene. Claro que mi autoreproche debería ser compartido por otros muchos
ciudadanos que ni siquiera la han pisado una sola vez y a lo peor, incluso,
encuentran alguna dificultad para localizar exactamente en qué punto de la
geografía provincial se ubica este lugar que durante los últimos días ha
conseguido repetida mención en los telediarios, gracias al mérito, no se si
digno de alabanza (todo depende de según cómo se mire) de haber obtenido de
manera sucesiva la mínima de temperatura nacional, en torno a diez grados bajo
cero. Dato que, si bien se mira, es suficiente sólo con mencionarlo para que
nos de un escalofrío a quienes, estando envueltos en la ola de frío que a todos
afecta, no hemos llegado ni remotamente a esos niveles.
Aparentemente, no hay motivos
especiales para que aquí se alcancen esas temperaturas extremas. Es cierto que
el término municipal, uno de los mayores de la provincia (más de 200 kilómetros
cuadrados) tiene un amplio sector muy abrupto, formado por una poderosa sierra
en la que se alcanzan puntos de verdadera consideración, como el Monte Pelado
(1419 metros), pero la villa matriz se encuentra a una altitud relativamente
moderada, de solo 834 metros y por tanto no tan alta (y, presuntamente, no tan
fría) como otros lugares bien conocidos de nuestra Serranía en los que son
famosos y conocidos los datos sobre el temblor invernal. Pero como en estos
tiempos que corren estamos inmersos, según se repite constantemente, en
profundas alteraciones motivadas por el cambio climático, algo tendrán que ver
en esta singular corriente de frescor que está dando notoriedad a la villa de
Mira, supongo que para contento del vecindario, encantado de que todas las
miradas se dirijan hacia allí, al menos por unos días y mientras el termómetro
siga alcanzando esos niveles negativos.
Me uno al corro
de los admiradores, aunque desde otro punto de vista. Mira posee uno de los más
interesantes cascos antiguos de la Serranía conquense, vinculado a la parte más
alta de la población, donde se mantiene con bastante rigor un trazado
urbanístico y un conjunto de edificaciones de recio sabor tradicional. Destaca
la traza urbana, con presencia de plazas esenciales, adarves históricos y
notables ejemplos de arquitectura que traducen la morfología de la edificación
serrana. Hay calles realmente atractivas, muy sugerentes, encantadoras en su
propio trazado y por la edificación que se levanta en ellas. Este trazado
urbano se complementa con una pavimentación rigurosa y la apertura de miradores
apropiados para la contemplación de la vega, riquísima, formada por los cauces
del Cabriel y del Turia, sin olvidar el propio río Mira, que en algunos puntos
es llamado Ojos de Moya. A lo largo del recorrido urbano es interesante la
dotación de puertas, ventanas y balcones de madera, que acentúan el carácter
popular tradicional de la edificación, en la que destaca un espléndido edificio
municipal. Todo ello se mantiene moderadamente en buen estado, a pesar de las
sucesivas oleadas de modernización que siempre llegan a tiempo para poner en
peligro el delicado equilibrio.
En todo ello
medito mientras repaso mi colección de fotos de Mira para elegir una adecuada
con la que acompañar este comentario mientras pienso que lo mejor es, desde
luego, volver a ese maravilloso lugar, tan perdido y desconocido para el resto
de los habitantes de la provincia.
Comentarios
Publicar un comentario