13 07 2019 LARGA ESPERA PARA LAS BIBLIOTECAS
Larga espera para las bibliotecas de
barrio
Estos días están aterrizando los nuevos concejales. La
inmensa mayoría de ellos descubre que han caído en un lugar absolutamente
desconocido, en el que tienen que empezar a tomar decisiones para las que
carecen de la preparación previa adecuada y de la información necesaria sobre
las circunstancias, las necesidades y los problemas que van a tener que
enfrentar. Estoy generalizando, desde luego, pero tengo la seguridad de que esa
es, mayoritariamente, la situación. Cada uno de ellos y todos en conjunto,
llevan en la carpeta un largo repertorio de asuntos que desean aplicar cuanto
antes; además, ya les habrán dado la lista de todo lo que dejaron pendientes
los anteriores (y tienen que resolver qué asumen y continúan y qué descartan
para olvidar); en tercer lugar, sobre ellos estará cayendo ya el rimero de
peticiones, ideas, sugerencias, algunas apremiantes, que los ciudadanos tenemos
siempre dispuestas para colocar ante las miradas de quienes nos representan y
para las que vamos a requerir inmediata respuesta. Me apunto a este último
grupo y planteo al nuevo Ayuntamiento de Cuenca que, con la urgencia y eficacia
convenientes, afronte cuanto antes el tema siguiente.
Las bibliotecas municipales de barrio son los soportes
esenciales, básicos, de cualquier acción de tipo cultural, social y
participativa en una ciudad. Cuenca viene padeciendo un gravísimo déficit de
bibliotecas municipales (solo hay dos, en Fuente del Oro y Villarromán)
situación que empeora por la situación de mal trato que ambas vienen recibiendo
en los últimos años; basta decir que hay un solo bibliotecario para las dos,
que tienen que alternar los días de apertura. Por no hablar de otras
calamidades que vienen empañando el
funcionamiento de unas instalaciones culturales que deberían ser básicas,
prioritarias, en la actividad social del barrio.
Estas bibliotecas se implantaron, en condiciones muy
precarias, en 1999. Entonces eran las dos primeras de una red que inicialmente
debería contar con seis, pero las cuatro siguientes nunca llegaron a nacer y en
esa situación, de embarazosa espera, siguen veinte años después. Me parece que
ya ha pasado tiempo suficiente para que el Ayuntamiento considere que es un
asunto prioritario continuar ampliando la dotación de bibliotecas de barrio y
otorgar a las dos que languidecen tristemente un trato más considerado, en
atención a los vecinos de esos ámbitos pero también a los trabajadores que
llevan ya mucho tiempo ninguneados, como si el apelativo de Biblioteca
Municipal no fuera un factor de exigencia para su verdadero responsable, el
Ayuntamiento, aunque se haya lavado las manos trasladando la responsabilidad a
otros.
Para que se comprenda bien lo que estoy diciendo aporto estos
datos: en Albacete hay 18 bibliotecas de barrio y en Ciudad Real, 10. A quienes les gusta hacer
comparaciones, que las hagan y extraigan sus conclusiones.
El nuevo
concejal de Cultura, que tiene ante sí un amplio catálogo de cuestiones,
debería considerar la conveniencia de poner en un lugar prioritario resolver
este asunto que, además, no es excesivamente complicado, ni siquiera muy
oneroso desde el punto de vista económico (eso que tanto asusta siempre a los
concejales de Cuenca) sobre todo si se pone en relación con los incontables
beneficios que produciría en sus destinatarios, especialmente en las
poblaciones de niños y personas mayores de esos barrios, para los que la
biblioteca municipal debería ser un elemento básico de cohesión social y
cultural. Cada vez que en el futuro el alcalde o cualquier concejal quiera
hablar de la importancia
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