31 12 2016 LA CIUDAD QUE NUNCA EXISTIÓ
La ciudad que nunca existió
A finales de año, todo el mundo hace
balance de lo pasado y apunta, con más o menos imaginación y buenos deseos a lo
que puede traer el futuro. Pienso en ello cuando repaso cientos de notas sobre
las variadas propuestas y proyectos que han ido surgiendo en Cuenca durante las
últimas décadas y que ofrecen la visión de una ciudad fantasmagórica, irreal,
flotante en una nube de ilusiones fallidas.
Aquella ciudad imaginada quedó en un
sueño. Me pregunto, a estas alturas, qué hubiera sido, dónde estaría esta
ciudad, Cuenca, si todo lo que unos y otros han ido anunciando, prometiendo,
planificando incluso, durante los últimos años, se hubiera transformado en
realidades. El repaso es desolador.
Especulemos desde aquí e imaginemos
cómo sería la ciudad si todo lo que nos dijeron que iban a hacer hubiera sido
realizado. El centro urbano será completamente diferente, porque los amplísimos
terrenos de la estación del ferrocarril van a ser urbanizados para levantar
grandes bloques de viviendas y extensas zonas verdes. Además, un hermoso
boulevard comunicará ese centro urbano con la estación del AVE, y en sus
márgenes crecerán espacios igualmente verdes y hermosas instalaciones
comerciales. Es palabra de alcalde y hay que creerla.
Los servicios asistenciales van a
mejorar de manera espectacular, con el nuevo hospital que a estas horas ya debe
estar terminándose de construir, como el Palacio de Congresos, prometido en
buena hora de campaña electoral. Junto a ellos, un espectacular recinto ferial,
organizado en torno a un hermoso Bosque de Acero, ofrecerá a la ciudadanía
ocasión de regocijo permanente, con barcas flotando sobre el Júcar, espacios
lúdicos para niños y un magnífico auditorio al aire libre donde actuarán los
mejores grupos musicales del país y parte del extranjero.
Consciente de que el actual edificio
municipal se ha quedado pequeño, además de ser incómodo, el Ayuntamiento ha
preparado una operación de traslado a la parte baja. El arquitecto Eduardo
Torallas ha preparado el diseño de la nueva Plaza Mayor, con el también nuevo
Ayuntamiento, como se puede apreciar en la foto que encabeza este artículo.
El tráfico, problema que agobia a
tantas ciudades, ya ha quedado resuelto, gracias a la construcción de siete,
nada menos que siete aparcamientos subterráneos en otras tantas zonas de la
ciudad, empezando por el de la calle Astrana Marín, y siguiendo por Fermín
Caballero y Casablanca. Además, para evitar los atascos en el centro, se
construirá un magnífico túnel que desde la entrada desde la carretera de
Valencia y por debajo del cerro del Socorro llegará hasta las inmediaciones del
Auditorio, donde todos los coches quedarán almacenados sin saber qué hacer para
salir del lío. Además, como complemento, se va a preparar una Ciudad del
Transporte para que los camiones puedan aparcar cómodamente en vez de estar
repartidos por las calles de las barriadas.
También será solucionado el
histórico problema de acceder al casco antiguo, mediante la implantación de una
escalera mecánica, según propugna un partido o ascensores, como prefiere el
otro partido. Como ambos se turnan en el gobierno municipal está claro que una
de las dos opciones tomará forma en cualquier momento.
El mundo de la cultura está de
suerte. Las Cortes han aprobado una ley que fija en Cuenca la sede permanente
de la Joven Orquesta Nacional de España, una de las más prestigiosas
formaciones existentes en el país, lo que garantiza una programación constante
de buena música. Otro gran proyecto ya aprobado es la utilización de los
antiguos almacenes municipales de la avenida Reyes Católicos para implantar un
centro dinámico de nuevas formas artísticas, junto con un teatro asequible y
funcional, además de otra biblioteca municipal, de las seis que hay proyectadas
y que tan necesarias son para garantizar el bienestar público. Ello se completa
con la instalación en Cuenca de un gran centro de investigación de la imagen a
través del archivo personal de Pedro Almodóvar, que va a recibir en breve plazo
la Universidad, junto con la puesta en marcha de ICDEA, otro gran proyecto para
digitalizar todo el patrimonio filmográfico español, proyecto enriquecedor que
impulsa la Diputación.
También el deporte se encuentra en
auge. Se ha preparado un ambicioso plan para edificar un nuevo estadio de
fútbol, capaz para 8.000 espectadores, a partir de la actual Fuensanta y además
está en trámite la planificación de toda una Ciudad del Deporte, en la zona de
Villarromán.
E incluso, para que no falte nada,
vuelve a hablarse de concluir las obras de la catedral de Cuenca, empezando por
reedificar la torre del Giraldo, tristemente hundida en el aciago suceso de
1902.
Todo ello, y muchas más cosas,
quedarán recogidas en el nuevo Plan de Urbanismo que se está elaborando desde
el año 2002. Porque está claro que una ciudad no puede vivir sin Plan de
Urbanismo.
Esta es, a vuelapluma, la ciudad que
nunca existió más que en la imaginación de nuestros creativos regidores.
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