14 09 2023 DE DOS HINOJOSOS SALIÓ SOLO UNO, EL ACTUAL
El de Los Hinojosos no es el único caso existente en la provincia de Cuenca, pero así y todo si es bastante llamativo, porque el pueblo que hoy conocemos, asentado en un espacio indiscutiblemente manchego, es el resultado de la unificación de dos lugares diferentes, tan juntos entre sí que solo los separaba una calle, que aún se puede identificar con cierta facilidad, aunque en los últimos tiempos se han dado pasos importantes para ir suprimiendo diferencias. El municipio nació a la vida, con este nombre, el primer día del año 1842, fecha en que entró en vigor la Real Orden que establecía la fusión de los dos pueblos, Hinojosos del Marquesado e Hinojosos de la Orden, el primero perteneciente al marquesado de Villena y el segundo a la Orden de Santiago. En la disposición gubernativa se asegura que “las razones que explican el diverso origen y pertenencia de semejantes localidades no son ya conciliables con el bien público, que se resiente en lo civil, lo económico y judicial de tan chocantes anomalías”, animando, de paso, a seguir el mismo camino en todos los demás lugares que en el resto de España pudieran encontrarse en una situación similar. Algo tenían ya en común desde sus orígenes los dos Hinojosos, el nombre de ambos lugares, que sugiere la abundancia en sus inmediaciones de una planta muy popular, el hinojo.
El pueblo actual está llevando a cabo una
lenta pero continuada fusión de los elementos iniciales de los dos que le
dieron origen. El caserío se amolda a dos colinas separadas por un pequeño
valle sobre el que a su vez pasa la carretera. A los amigos de contar historias
tremebundas les gusta relatar que en épocas antiguas los habitantes de uno y
otro sector estaban siempre a la greña y organizaban alborotos al menor
pretexto, pero no parece que eso sea totalmente cierto, aparte cuestiones
puntuales entre unos y otros por quíteme usted de ahí esas pajas. Lo que sí es
cierto es que había entre ellos una clara distinción social, o sea, económica,
a favor de los habitantes del marquesado, mejor tratados por el señor de Villena
que lo eran los súbditos de la Orden de Santiago y eso sí que les escocía, como
es natural
Tradicionalmente hubo dos iglesias
parroquiales, la de San Bartolomé en la parte del pueblo que era del marquesado
y la de San Bernabé, en la santiaguista, correspondiendo hoy la titularidad a
la primera de ellas. Igualmente existían dos cementerios, uno para cada barrio.
También en este aspecto se aprecia la diferenciación social porque la primera
iglesia citada tiene un remoto origen románico, apenas perceptible, pero fue
desarrollada en épocas posteriores hasta darle una cierta solemnidad
arquitectónica, con una elegante bóveda de crucería y detalles propios del
Renacimiento, a lo que se añaden varios retablos barrocos adosados a los muros
laterales, mientras que la otra iglesia, la dedicada a San Bernabé, es de
fábrica más modesta y sobria, aunque su interior también conserva elementos de
mérito, algunos vinculados inicialmente al gótico y otros aportados también por
el estilo renacentista.
El conjunto ya unificado de Los Hinojosos
conserva interesantes espacios urbanísticos, como la calle del doctor Marín,
con varias casas palaciegas. En el entramado urbano pueden apreciarse con
relativa abundancia restos del pasado histórico, como brocales de pozos ya
desgastados o anulados, las ruinas del viejo castillo, casas solariegas de
interés con escudos y rejería. En estas calles es posible encontrar buenos
elementos edificados, casas señoriales y palaciales (dedicadas hoy en su mayor
a viviendas, mediante parcelación de los interiores), con abundancia de rejería
y fenestración regular, sin que falten los blasones identificadores de sus
antiguos propietarios.
La plaza del Carmen es un ámbito muy
popular, aunque modificado en los últimos años, pero sigue conservando ese
ambiente doméstico, con la gente en la calle, considerada como un espacio
adecuado para la convivencia y el ver cómo pasa el tiempo, de manera
inadvertida. En un cerro próximo se conservan restos de tres molinos de viento,
de los que uno ha sido restaurado completamente, siguiendo así la costumbre,
muy extendida en los últimos años en los pueblos de la Mancha, de recuperar
este signo de identidad desgraciadamente abandonado cuando empezó el desarrollo
de los mecanismos tecnológicos.
Como es lógico en un pueblo en el que todo
está duplicado, también hay dos patronas, la Virgen de la Morenita, llamada
popularmente La Morenica, patrona de Hinojoso del Marquesado (15 de agosto) y
la Virgen del Roble del Carmelo, advocación de Hinojoso de la Orden (8 de
septiembre). Se cuenta que un año, hace ya mucho, se produjo la novedad de que
ambas imágenes patronales, al ser celebradas en sus respectivas fechas, pasaron
en procesión al otro barrio, rompiendo así la tradición de que sólo lo hicieran
por las calles de su territorio. Y, ciertamente, fue una buena idea, que
estaría bien repetir para dar forma definitiva a este único público originado
en dos diferentes.
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