16 11 2023 LA CIUDAD QUE NUNCA FUE
Ya dejó escrito Luis Calvo (por tantos motivos
querido y recordado amigo) que esta de Cuenca es “la tierra que más proyectos genera por año y cada vez está más lejos
de aquellas que a fuerza de imaginación e iniciativas públicas y privadas, han
alcanzado niveles envidiables con menos elementos de partida”; eso escribía en
2011 y unos meses después, en otro artículo, recordaba
con cierto gracejo algunas de las
disparatadas y absurdas ideas que a algunos personajes se les ocurren en
momentos de subida de tensión electoral. “Desde aquel hotel de superlujo ideado
por José Domínguez en la ribera del Júcar, que se iba a llamar “Sierra
Barrancos”, hasta la “racionalización del tráfico urbano” actual, pasando por
el lago que proyectó la corporación de Jesús Moya en la llanada de Embid; la
Casa de los Artistas; los ascensores a la parte alta que propuso ya Sebastián
Cano (1952); el teleférico de hoz a hoz, proyectado por José Luján García
(1972)”.
Las fantasías, en forma de falsas
promesas, corresponden a todas las épocas, sin excepción, de manera que no
sería justo atribuirlas en exclusiva o en mayor número a dictaduras o
democracias, el siglo pasado o el actual, aquel alcalde o el que vino después o
el que estaba en otra acera. Con las cosas de unos y de otros se podría hacer
un libro de curiosidades que, puestas todas juntas, y llevadas a la práctica,
por supuesto, nos harían tener ahora una ciudad totalmente diferente a la que
es, de manera que bien se puede decir que en los papeles podemos encontrar la
ciudad que nunca fue.
Del inmenso listado de curiosidades que
tengo anotadas, voy a comentar aquí algunas que me llaman especialmente la
atención. Como, por ejemplo, un acuerdo de 1918 en que los concejales deciden, por
unanimidad, fijar en el presupuesto del
año próximo la cantidad de 30.000 pesetas para comenzar las obras de un Palacio
Municipal e incluir otras 1.500 pesetas para un proyecto de tranvía. Unos días
más tarde, el tema merecía un tratamiento jocoso en los versos de El Tío
Corujo: “Con risueño aspecto / camina el proyecto / del
Palace del Pueblo / o municipal”.
En los años posteriores a la guerra
civil, cuando empezaba la reconstrucción social y económica, aparecieron en el
horizonte sueños turísticos que encontraban una deficiente infraestructura de
servicios, por lo que ni corto ni perezoso, el Ayuntamiento decidió tomar el
rábano por las hojas y comenzó la tramitación para construir un hotel
municipal, que se evaporó de la carpeta de proyectos a la vuelta de cuatro días
(1957). Claro que no se quedaban atrás quienes planearon la nueva iglesia de
San Esteban, que cuando esté terminada tendría viviendas,
salón de actos, otras dependencias y un claustro interior que unirá la Plaza
del Generalísimo con el parque de San Julián (1960).
Pero si hay un apartado especialmente
generoso a favor de las más insólitas propuestas, ese es el educativo, como el
acuerdo de la Diputación para implantar una Escuela de Comercio, para la que
incluso se convocaron las plazas de profesores (1890) o la iniciativa del
Ayuntamiento para ceder el edificio de El Carmen con destino a una Escuela
Politécnica (1905) que a continuación se transformó en el Colegio de Huérfanos
del Profesorado Español, con todos sus grados (1923) y ya en épocas más
modernas, la delegación provincial de Sindicatos puso manos a la obra de
instalar en Cuenca una Escuela de Capataces Forestales (1955), que fue seguida
pocos años más tarde del anuncio de una Universidad Juvenil de Verano, que
llevaría el nombre de Gil de Albornoz a la vez que la delegación nacional de
Juventudes ponía en marcha un proyecto sumamente ambicioso, el Estudio Superior
de la Juventud, cuya sede permanente quedaría instalada en Cuenca (1963).
Dando un salto en el tiempo, podemos
llegar a 1985, cuando el presidente Bono y José Luis Coll acordaron crear en
Cuenca un Museo del Humor, encomendando ambos la gestión concreta del invento
al consejero de Cultura, José María Barreda o al anuncio de que la Semana de
Música Religiosa tendrá una orquesta permanente, según se informó públicamente
al presentar la edición de 1995. A lo que sigue una simpleza de marca mayor: la sala de exposiciones del Centro Cultural Aguirre
albergará una colección permanente del Museo del Prado, según declaraciones del
concejal de Cultura (1996). Y ya en el terreno del esperpento podemos recordar
aquí el anuncio de quien era concejal responsable
de Medio Ambiente en el Ayuntamiento de Cuenca, al informar con todo lujo de
detalles que "Cuenca tendrá la fuente cibernética más moderna de
Europa", que incluiría “un espectáculo de música, color, sonido y
agua", durante los fines de semana, por las noches, para animar a los
turistas (1998). Claro que para juego, el que ha dado el proyecto de Museo
Municipal de Arte, cuya constitución oficial quedó formalizada en 1922 sin que
un siglo después nadie se haya acordado de preguntar por su etérea existencia.
Rincón de olvidos donde se estará compartiendo tertulia con el Palacio de
Congresos que nació a la vida de las utopías el 4 de abril del año 2003.
Entre ese riquísimo repertorio de
fantasías nunca realizadas hay una verdaderamente llamativa porque no se trató
de una idea concreta y singular, sino de todo un plan de renovación y
modernización de la ciudad. Lo elaboró y presentó en 1955 quien era entonces
arquitecto municipal, Eduardo Torallas incluyendo una serie de observaciones
ciertamente interesantes y que podrían ayudarnos a pensar en la fugacidad del
tiempo perdido, como cuando propugna la “conservación y
defensa de la zona del casco antiguo con establecimiento de medios de
locomoción frecuente” o, ya en referencia al centro cuando diseña unos planos
que le dan a la ciudad una vuelta como de tortilla, rectificando calles y
creando, dice, una plaza representativa con el derribo del mercado
después de crear uno nuevo. Pensamiento que Torallas
representa gráficamente con el grabado que acompaña a estas líneas, referido a
la nueva Plaza Mayor en la parte moderna, donde también quedaría ubicado el
nuevo Ayuntamiento y que viene a representar a la perfección esa ciudad que
nunca fue y con la que todavía podemos soñar.
Comentarios
Publicar un comentario