REMEDIOS PARA TIEMPOS CONVULSOS

Va para cinco siglos que Antonio de Guevara fijó un título que desde entonces ha hecho fortuna y que en estos tiempos de confusión y abatimiento viene como anillo al dedo: Menosprecio de corte y alabanza de aldea. Por entonces, más o menos, alguien muy cercano a nosotros por múltiples motivos, fray Luis de León, escribió también unos versos no menos célebres a la par que socorridos: “Qué descansada vida, la del que huye del mundanal ruido”, aunque conviene advertir, por si alguien lo ignora, que el fraile belmonteño no se refería a cuestiones prosaicas, vinculadas con la dura tierra, sino a la huida espiritual en busca del sosiego que, según él, proporcionaría el encuentro con la divinidad. La obra del otro fraile, Guevara, sí que es de aplicación a lo que está sucediendo, porque cuentan que, como consecuencia de la epidemia mortal que nos acongoja, son muchos, o algunos por lo menos, los ciudadanos que, hartos de los agobios multitudinarios de las grandes ciudades,