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Mostrando entradas de diciembre, 2019

21 12 2019 BUEN TIEMPO PARA DISFRUTAR DE LA SERRANÍA

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Buen tiempo para disfrutar de la Serranía  Que los seres humanos formamos un colectivo dispar, variable y contradictorio no es un ningún descubrimiento. Filósofos de profunda capacidad de pensar y sociólogos expertos en analizar la conducta humana ya lo han explicado en múltiples ocasiones, de manera que sería un atrevimiento (mejor: una tontería) que yo intentara competir con ellos en un artículo como éste. Fijémonos solo en las fechas que vivimos y encontraremos variados motivos para admirar nuestra capacidad de adaptación a las circunstancias con reacciones bien diferenciadas. Por un lado, el tópico en forma de mensajes publicitarios repite una y otra vez que estas son fechas propicias para la reunión familiar, porque (¿se acuerdan del anuncio?) todo el mundo vuelve a casa por Navidad, pero al mismo tiempo son multitudes las que salen disparadas en busca de los más insólitos lugares del mundo a los que ir de vacaciones precisamente para disfrutar de esos días lejos de la f

14 12 2019 FUGACIDAD Y PERMANENCIA DEL TIEMPO NAVIDEÑO

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Fugacidad y permanencia del tiempo navideño Uno de los gastos más superfluos, por no decir inútiles, que registramos en esta absurda sociedad de consumo es el que tiene que ver con la iluminación navideña en las ciudades y en cualquier pueblo que se precie de haber alcanzado una cierta dimensión. Parece como si esas formaciones luminosas, más o menos creativas y originales (todo depende del presupuesto) con sus complementos añadidos –árboles engalanados, alfombras rojas, despliegue de mensajes de felicitación, figuras de Papá Noel a diestro y siniestro y, por supuesto, un buen reguero de nacimientos tradicionales- fueran como la seña de identidad de un lugar que necesita reafirmarse poniendo en las calles toda esa simbología que viene a marcar el último tramo de cada año. Algunos alcaldes progres han querido romper esa dinámica, jugando a introducir innovaciones esperpénticas en un esquema tan bien consolidado; lo intentó Manuela Carmena, tan inteligente y buena alcaldesa, co

07 12 2019 QUE LOS ÁRBOLES NOS DEJEN VER LAS ROCAS

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Que los árboles nos dejen ver las rocas Escribió Mateo López, a comienzos del siglo XIX: “Alrededor de la ciudad de Cuenca hay unos cortos montecillos de encinas y robles, y lo demás de los cerros que la cercan están desiertos de árboles crecidos”, descripción que confirman, con la eficacia del dibujo, los grabados de Llanes y Masa realizados en 1773, fecha en un año anterior a lo que escribió el viajero Antonio Ponz que, cuando se dirigía hacia Palomera señaló que ese camino “carece de árboles grandes” apuntando, con referencia a la ciudad, que “los pinares ya distan dos leguas de ella”.         Podemos imaginar, desde luego, que el ámbito urbano de Cuenca quedaba envuelto por una sucesión de cerros y lomas prácticamente desnudas de vegetación, lo que no es extensible al resto de la Serranía, porque es bien sabido que desde los tiempos de Alfonso VIII, un inmenso y generoso pinar poblaba en abundancia el territorio municipal incorporado a la capital de la provincia, como e

30 11 2019 TERUEL EXISTE, Y ESTÁ AHÍ, AL LADO DE CUENCA

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Teruel existe y está ahí, al lado de Cuenca En un libro de reciente publicación sobre la historia del ferrocarril en Cuenca he aportado no pocos datos y comentarios sobre el entusiasmo provocado, hace ahora justamente un siglo, ante la posibilidad de conseguir un el trazado de una línea férrea que pudiera enlazar las ciudades de Cuenca y Teruel, en unas alternativas implicándolas solo a ellas, en otras buscando una conexión conjunta con Valencia y en alguna más, incluso, prolongando las vías hacia el sur, a través de la Mancha, abriendo así interesantes posibilidades a una comunicación norte-sur que cien años después sigue siendo inexistente y que hubiera ofrecido una considerable solución a algunos de los infinitos problemas de articulación del territorio que sufre este país.         Es obvio, pues resulta de una evidencia absoluta, que aquellos sueños no pasaron de ese nivel utópico y ni escritos, discursos, reuniones, visitas, gestiones, proclamas y lamentos consiguieron