26 01 2019 TRISTES Y SUCIAS PILETAS SIN AGUA NI PATOS
Tristes y sucias piletas sin agua ni patos
Eso que se ve en la imagen son
tres piletas, o como decía el documento original que lo definió, un estanque
repartido entre tres niveles, con un templete chinesco que dará la impresión de
estar flotando sobre el agua, por la que caminarían alegremente patos
deslizándose entre plantas acuáticas. Ese elemento iba a ser el más
representativo y definitorio del nuevo parque que tendría, además, una gran
plaza donde se había previsto levantar una escultura, mientras que en la parte
más alta existiría una explanada en la que se pensaba habilitar un mirador
orientado hacia el sur, desde el que sería posible contemplar una amplia
panorámica de la parte nueva de Cuenca. Por supuesto, como corresponde a un
parque que se precie, habría abundantes paseos, parterres con césped, una
amplia zona de juegos infantiles y todos los aditamentos propios de estos casos.
De los deseos a la realidad va la misma distancia que va del cero al infinito.
El parque de los Dos Ríos se encuentra situado
al E del casco urbano, junto a la urbanización Villa Román, a continuación del
instituto Pedro Mercedes y frente a otro parque, el de Europa, del que lo
separa la avenida del Mediterráneo. Su preparación comenzó en 1988, pero las
obras quedaron interrumpidas por esos incidentes tan frecuentes en este tipo de
trabajos, hasta que pudieron reanudarse tres años más tarde. Entonces dijeron
que había costado 57 millones de pesetas con los que se llevó a cabo la
ordenación de cuatro hectáreas de terreno.
No tengo un recuerdo nítido acerca de si,
efectivamente, alguna vez llegó a haber agua en esas tres piletas habilitadas
junto al templete chinesco pero casi sí estoy seguro de que jamás hubo en ellas
un solo pato. Como tampoco se puede deducir en qué momento, hace ya mucho
tiempo, los responsables municipales del departamento botánico decidieron
abandonar cualquier tipo de cuidado y fueron dejando (sinónimo de dejadez) que
la instalación se fuera arruinando de manera progresiva, sin corregir el
deterioro, hasta llegar a la lamentable situación actual. No creo que sea cosa
de entrar aquí en excesivos detalles descriptivos, que sustituiré por uno solo:
la cochambre generalizada es el factor más destacado en este desdichado lugar
que, como está abierto a todas las miradas, no puede ocultar sus vergüenzas (en
realidad, no son suyas, sino de quienes han permitido que se produzcan).
He leído estos días que el Ayuntamiento ha
procedido a adjudicar a una empresa privada el cuidado de los jardines públicos
de la ciudad. Tiempo triste estos en que las instituciones se dedican a
privatizarlo todo y que nos obliga a recordar, con la necesaria nostalgia
melancólica aquellos otros tiempos en que en cada jardín se podía encontrar
siempre la presencia amable y cuidadosa de un guarda que procuraba tenerlo todo
en orden. Pero aparte esa apelación al pasado, y volviendo a la situación
actual, no creo que la empresa adjudicataria tenga entre sus funciones ir más
allá del puro y más barato mantenimiento de las instalaciones que se le
entreguen. Con podar y regar seguramente ya tiene bastante. Dudo que entre sus
competencias figure entrar a fondo en la situación de deterioro que sufren
muchos de los jardines de esta ciudad, con el Parque Dos Ríos en cabeza, que
necesita, por lo que llevo dicho, no solo un lavado de cara sino un proyecto
total que entre a saco en la corrección de todos los desperfectos que aquí
apenas si he insinuado, pero que van desde la dichosa triple pileta sin agua ni
patos a la deplorable plaza adoquinada sin olvidar la triste figura escultórica
burdamente machacada por los inevitables grafiteros. Como decía aquel, hay aquí
mucha tela que cortar y muchos detalles que incluir en cualquier programa
electoral que se precie.
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