21 07 2018 CERCANÍA DE LOS CALLEJONES DE LAS MAJADAS
Asequible cercanía de
Los Callejones de Las Majadas
El
espectáculo de la naturaleza es inagotable y, a la vez, insustituible con
cualquier otra cosa que no sea la contemplación directa. Ya se que hay docenas
de mecanismos que pretenden sustituir eso que para mí es una verdad absoluta
con otros sucedáneos, elaborados además con notable maestría, pero ni
documentales en La Dos, ni grabaciones en vídeo, ni cualquier otro tipo de
transmisión por cualquiera de los maravillosos artilugios que hoy tenemos a
nuestra disposición puede equipararse al disfrute maravilloso de la
contemplación en vivo y si eso puede ser disculpado en el caso de parajes
situados en lugares exóticos, de difícil (o costosa) accesibilidad, tal
disculpa no tiene vigencia en el caso de otros que se encuentran, por decirlo
de un modo coloquial, al alcance de la mano. Tal como ocurre con los Callejones
de Las Majadas.
El
pueblo, Las Majadas, es pequeño (apenas en torno a unos 300 habitantes, quizá
ahora algo menos) y atractivo, porque las aportaciones modernizadoras, aunque
se notan, no han deteriorado demasiado su carácter rural y serrano. Hasta allí
se llega sin mucho esfuerzo, por una carretera que, aunque enriscada y
revoltosa, como corresponde a unos parajes serranos, se hace con comodidad
facilitando la llegada a esta puerta de acceso a los incomparables paisajes de
la Serranía de Cuenca. El nombre del lugar proclama su origen con toda
evidencia, porque aquí no hay fantasías etimológicas que buscar: majada es un
término claramente vinculado con la actividad ganadera, que se realizaba ya en
el lejano siglo XII, cuando la familia Jaraba era la propietaria de estos
parajes que imaginamos cruzados por rebaños de miles de cabezas, como
corresponde a la tradición de estas tierras.
Pero lo
que nos trae hoy hasta estas cumbres no es la remembranza histórica ni las
nostalgias de un tiempo ido, sino el encuentro con Los Callejones, un espacio
natural que se encuentran apenas a unos dos kilómetros del pueblo, siguiendo el
camino forestal en dirección a Uña, donde la erosión pluvial dio origen, hace
ya millones de años, a una de las formaciones kársticas más características de
la geografía serrana conquense, repitiendo el fenómeno de la modelación de la
naturaleza rocosa caliza para delinear, a partir de ella, figuras extrañas y
sorprendentes, en la que siempre despierta imaginación humana intenta encontrar
similitudes, fantásticas o reales. Todo ello responde a un proceso puramente
natural, químico, cuya explicación racional no resulta satisfactoria para
espíritus ansiosos de caminar por las sendas de las ensoñaciones, a las que
ayuda sobremanera este espectáculo magnífico, grandioso en su propia
estructura, configurado como una serie de pasadizos rocosos en los que, a
diferencia de otros lugares, lo que importa no son las figuras aisladas sino el
propio conjunto en sí mismo que, además, fue utilizado tradicionalmente por los
pastores para el acomodo de sus ganados, actuando así como una majada natural
para abrigo de rebaños y seres humanos.
Los
Callejones de Las Majadas no ocupan una gran superficie de terreno, por lo que
tampoco es necesario disponer de mucho tiempo para recorrerlos y disfrutar de
ellos. Conservados en una situación de envidiable pureza, en clara demostración
de que la utilización de un espacio natural para desarrollar actividades
sostenibles no tiene por qué afectarlo negativamente, hoy se ha transformado en
un recurso de clara utilidad turística, todavía no masificada (ni falta que
hace), lo que contribuye a mantenerlo en condiciones razonables, cuya
pervivencia siempre es deseable en una sociedad urbana que en tantas ocasiones,
muestra comportamientos nada recomendables cuando se interna en el ámbito
natural.
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