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LAMENTABLE ABANDONO Y DETERIORO DE LA ESTACIÓN DEL FERROCARRIL

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  Forma parte de las costumbres humanas señalar con el dedo (o con algún otro signo) las debilidades, fallos o incongruencias que se registran en las conductas, sean individuales o colectivas. Antiguamente, tal cosa iba acompañada de algunos símbolos visibles, como poner de cara a la pared durante un buen rato a los alumnos indóciles o dejar sin postre al zagal revoltoso en casa, por no hablar de otros remedios más contundentes, en forma de azote en el trasero, bofetón en el rostro y similares, costumbres aparentemente desalojadas ya del repertorio disciplinario social y familiar. Sigue existiendo, desde luego, un sistema punitivo encaminado a castigar conductas reprobables, pero ahora se hace por lo general por la vía de la sanción económica, pues parece que lo que más nos duele son los atentados al bolsillo.         Una forma práctica de sacar los colores (es un decir) a las instituciones públicas es emitir informes o comunicados que pongan de relieve sus puntos débiles. No estoy s

EL CURIOSO Y ATRACTIVO CASTILLO DE LUJÁN

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  No es ningún descubrimiento novedoso decir (o escribir) que nuestra provincia es generosa en la presencia de castillos, torres, torreones, espacios amurallados y otras construcciones similares, casi todas ellas edificadas en la Edad Media, alguna incluso con rasgos anteriores de influencia islámica y condenadas a entrar en la dura senda del abandono y la ruina tan pronto perdieron utilidad, al dejar de ser elementos necesarios en la incontenible capacidad humana para la guerra. Aún en tiempos de los carlistas algunas de estas instalaciones (Cañete, Beteta, Cañada del Hoyo) sirvieron para algo pero después sobre ellas cayó el olvido pero pasaron a ser unos hitos de impresionante valor en la nueva concepción del paisaje que la modernidad nos ha traído.        De todos los castillos que hay en la provincia de Cuenca, solo dos, Alarcón y Belmonte, han sido debidamente recuperados por completo con nuevos criterios y ahí están, proporcionando un maravilloso espectáculo cada vez que nos a

BORRÓN Y CUENTA NUEVA: TOCA SEGUIR

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  Hay un convencimiento generalizado (que no voy a contradecir) de que esta Semana Santa ha sido la peor de la historia reciente y eso parece que es verdad si se mira de manera exclusiva al aspecto exterior de la celebración, o sea, a los desfiles procesionales. Habría que tirar de periódicos y crónicas para llegar a encontrar en el pasado una fecha en que, como en esta, se produjera tal acumulación de suspensiones, hasta el punto de que es más fácil contar las tres que pudieron salir. Se comprende perfectamente la frustración de los miles de personas que están implicados en la organización y participación de este evento colectivo al ver cómo en un momento se venía abajo tanta expectativa. La madre naturaleza es implacable y suele actuar como le parece oportuno, sin atender a otras razones coyunturales. El habitualmente soberbio y prepotente ser humano, que viene experimentando tantos y tan importantes avances en todos los ramos del saber, desde la Medicina hasta la Inteligencia Artifi

NUEVA IMAGEN DE LA PORTADA DE LA POSADA DE SAN JOSÉ

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  Hay siempre, en todos los niveles, una especie de pugna de criterios en cuanto tiene que ver con el cuidado y conservación de los elementos artísticos, en especial los arquitectónicos, cuando sobre ellos cae el implacable castigo del tiempo con su secuela de deterioros, más o menos visibles y dañinos. Eso explica que de manera continua nos lleguen noticias acerca de intervenciones restauradoras que, por ejemplo, en lo referido a obras de arte ha producido excelentes resultados, como podemos comprobar de manera directa dando un paseo por las naves de la catedral de Cuenca, donde en pocos años se ha conseguido una recuperación verdaderamente espectacular, sin olvidar otras muchas iglesias de la provincia con resultados similares.       La intervención en edificaciones es más complicada, sujeta a circunstancias técnicas de más compleja solución y eso explica que materias tan delicadas como la portada plateresca de la iglesia de la Virgen de la Luz se encuentre sometida a un proceso de

14 03 2024 UNA PLAZA DE NOMBRE Y ASPECTO CAMBIANTES

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  Las ciudades son como los seres humanos: nacen, crecen, se desarrollan, cambian de aspecto, sufren deterioros a medida que van envejeciendo, se someten a tratamientos dermatológicos, incluso a cuidados paliativos y, finalmente, algunas terminan por morir y desaparecer, dando lugar a la formación de hermosas ruinas que nos hablan visualmente de un tiempo ido. Todo eso es un proceso natural; por tanto, los cambios en la forma y estructura de una ciudad son lógicos y asumibles. El pero llega cuando se introducen criterios valorativos y pensamos que, quizá, algunos de esos cambios se podían haber ahorrado o pudieron hacerse de otro modo. En esto, como en todo, hay criterios variados, porque sobre gustos nada se ha escrito de manera terminante.       De todos los espacios, rincones, calles y plazas de la ciudad de Cuenca, probablemente no hay ninguno tan castigado por el tiempo, las modas y los volubles criterios municipales como la que ahora se llama Plaza de la Constitución, concepto

07 03 2024 UN BELLO RINCÓN AL AMPARO DEL PUENTE DE LOS DESCALZOS

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  Las ciudades que tienen la fortuna de contar con un río que cruza entre sus calles, como si fuera una más de ellas, adquieren una naturaleza especial, porque esa corriente fluvial, siempre en movimiento, imprime carácter, la condiciona, generalmente para lo bueno aunque también en ocasiones dan algunos disgustos o, al menos, preocupaciones. Si pensamos en ciudades muy emblemáticas, Sevilla, Zaragoza, Salamanca, por poner algunos ejemplos muy llamativos y bien conocidos por todos, se entiende en seguida lo que quiero decir. Pero no solo la presencia del río atravesando la ciudad es un factor paisajístico y cultural de primer orden; lo es también el significativo detalle de que siempre, en todos los casos que podamos imaginar o recordar, el río en cuestión va ligado a varios puentes que cruzan de un lado al otro y que permiten a los habitantes del lugar relacionar las dos orillas.       El caso de Cuenca es un poco peculiar. Tenemos un río hermosísimo, cierto, el Júcar, pero no cruza

29 02 2024 CUANDO WIFREDO LAM ESTUVO EN CUENCA

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  Este año en el que estamos, y del que ya van vencidos sus dos primeros meses, estará marcado, previsiblemente, por la celebración de dos fechas muy significativas, aunque por ahora no se nos han desvelado todavía en que pueden consistir los respectivos festejos culturales. Son, seguramente ya lo saben todos, los cien años del nacimiento de Fernando Zóbel y los cincuenta de la muerte de Federico Muelas. Ante la magnitud de estas citas, otras que quizá pudieran tener similar repercusión quedan como apagadas, diluidas en el conjunto, en espera de que alguien -yo en este caso- las saque del olvido y las sitúe momentáneamente en el frontispicio del interés.       Lo que ocurrió en 1924, cuando Wifredo Lam estuvo en Cuenca, es una circunstancia que invita poderosamente a la imaginación de quien quiera recrear el ambiente, las circunstancias y las calles de aquella ciudad en la que el joven artista se integró durante más de un año. Podemos intentar adivinar qué impresión produciría en la